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Debilidad y perseverancia (2/3)

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Aunque ya era tarde, los pasillos seguían mayormente vacíos, la época de exámenes aun no acababa.

“Aun no puedo creer que me haya olvidado por completo de Keyla. Yo, después de regresar a la escuela, las tres pasamos a la enfermería para que nos curaran los raspones y agotamiento. Lo recuerdo, mientras un par de alumnos nos ayudaban a Yuri y a mí, el señor Draid el enfermero de la escuela estaba de lleno con Keyla, ella apenas y se movía y estaba tan blanca como las sabanas que la cubrían.

Nos mandaron a nuestro cuarto y nos dijeron que descansáramos, que mañana teníamos clases. Keyla no salió con nosotras. Todo el camino se sintió como caminar por mermelada, todo pesaba y dolía, nisiquiera podía pensar, solo me movía por mi cuenta hacia mi cama y ni bien llegué me desplomé.

Ahora que lo pienso, aun siento como si caminara por entre mermelada, pero tener a Soren o a Keyla en la mente es suficiente para que se me olvide, al menos por unos instantes.

Aquí está, la enfermería. Dios, estuve aquí tan siguiera ayer y aun así se siente como un mundo diferente”

-Hola Keyla, perdona por no venir antes, estaba cansada. No, que bobo… Keyla, te vez mucho mejor, no creerías como estuvieron las clases. Eso es aún más bobo… Hola Keyla, perdona, me olvidé de ti, supongo que soy una terrible amiga –Me quedé mirando la perilla de la puerta por más tiempo del que me siento cómoda en admitir

“¿Por qué estoy más paralizada ahora que frente a esa ursa?” –Al final logré sacar fuerzas del aire y pude abrir la puerta -¿Keyla? –Me asomé por la rendija, viendo hileras e hileras de camas, pero todas estaban bacías. Incluso en la que Keyla estuvo ayer

-¡¿Keyla?! –Fui corriendo hasta su cama, pero no había nadie, ni indicios de que hubiera sido usada “Dios, no me digas que”

-¡Hola May!

-¡Ahhhhh! –Keyla se apareció del suelo, por el otro lado de la cama –¡Por poco y me das un infarto!

-Pues, no podría haber ocurrido en mejor lugar ¿No?

-Ja, jaja, pero ¿qué estás haciendo en el suelo? –Pregunté asomándome para poder verla

-Flexiones. 796, 797, 798, 799

-¡Señorita Lyssan!

-¡Ahhhh! –Esta vez fue Keyla la que grito… ajem, el señor Draid enfermero de la escuela –Jeje, hola señor, que sorpresa –El señor Draid la miró con una frialdad tal que casi parecía como si sus lentes fueran de hielo

-Señorita Keyla. Esta es la tercera vez este día que la encuentro yendo contra mis instrucciones

-Oh, pero si ya me siento bien

-¡Esta es mi enfermería y no se sentirá mejor hasta que yo le diga que está mejor! –Keyla se levantó del suelo y se recostó de nuevo calmadamente en su cama –Se lo advierto, estas camas vienen equipadas con correas de restricción para casos extremos. Nunca las eh tenido que usar, gracias a Dawa, pero si sigue desobedeciéndome, no dude que lo haré.

Keyla contestó con un seco “siii”

Él se acercó y se sentó junto a su cama. Sacando botellas de una bolsa que traía -¿Y tu eres?

-Eh, ¡May! May Jackson, amiga de Keyla ¿vinimos juntas ayer?

-Tendrás que disculparme, mi atención estaba con tu amiga en esos momentos ¿No deberías estar en clases?

-Yo, mi maestro me excusó para poder venir a ver a Keyla –El solo me vio con esos lentes como si pudiera ver justo a través de mí. Me dio escalofríos

-No se opondrá a que un paciente tenga visitas ¿o sí? –Trató de hablar Keyla a mi favor

El me siguió mirando, sus ojos eran dos icebergs que buscaban aplastarme. Finalmente regresó a Keyla

-Toma esto, ayudará a que repongas tu sangre –Le pasó una tasa con un líquido marrón oscuro rojizo y desde aquí podía sentir que no olía bien, pero Keyla se lo tomó de una sola sentada

-Gracias. Señor Draid ¿Podría traerme por favor algo de comer?

La pasó otra vez su mirada de hielo –Muy bien, pero si te veo con un pie fuera de tu cama para cuando vuelva, sacaré las amarras

-Usted es el doc, doc

-¡Soy enfermero! –Declaró al salir por la puerta

-No dejes que te engañe, en realidad es muy amable

-Deberías hacer lo que dice

-Nah, tendrá sus títulos, pero conozco mi cuerpo mucho mejor que el

Me senté junto a ella, en la silla que usó el señor Draid -¿Cuánto dice el que tendrás que quedarte aquí?

-Argh, al menos 3 semanas.

-¿Tanto?

-No quieren que salga hasta que haya recuperado toda la sangre que perdí. ¡Pero con mil rayos! ¡Si tengo que quedarme aquí tanto tiempo sin hacer nada, me voy a volver loca!

-Pero si estás haciendo flexiones, supongo que tu herida ya está mejor

Ella asintió con la cabeza y movió su bata. En su costado ahora tenía tres grandes marcas de zarpas y una pequeña que se entremezclaba con las tres mayores

-Oh dios. Keyla, cuanto lo siento, si no hubiéramos tardado tanto, quizás no habrías tenido cicatrices

-¡Bah! Es mejor cuando tus errores te dejan recordatorios. Hace más difícil que los vuelvas a cometer. Es lo que mi padre siempre dice

-Jeje, suena a un hombre bastante directo

-Jajaja. Vaya que lo es

Nos quedamos en silencio un momento, solo podía mirar bajo y jugar con mis manos –Keyla, yo

-Debo disculparme contigo May

-¿Eh? –Ok, eso me tomó desprevenida –¿Pero conmigo por qué?

-Por creerte el eslabón más débil del grupo

Yo, en serio no supe cómo reaccionar ante eso. Keyla se veía completamente calma e incluso un tanto feliz. Solo me callé y la dejé continuar

-Quizás no lo haya dicho, pero lo pensé en el instante en que me asignaron contigo. Yo podía pelear, Yuri rastrear, tu… ¿podrías cargar las cosas?

-Je, parece que tu padre no es el único directo –Dije algo incomoda

-Pero no pude estar más equivocada –Mi incomodidad pasó a atención –Si alguien más hubiera estado en nuestro equipo en vez de ti, habríamos muerto, tú mantuviste la calma y actuaste con astucia cuando yo no podía

-Gracias, pero la verdad ni se cómo fue que lo hice, yo solo hice lo que creí que debía hacer, lo que cualquiera hubiera

-¡No! ¿No lo ves? –Keyla casi se salió de la cama y se puso a solo unos centímetros de mí. Incomoda otra vez –Fue por eso que el señor Soren te puso en el equipo ¡tú eras nuestra líder!

“¿Líder yo?”

-Pero estaba arrogante por haber completado la cata. No, aun antes de eso. Si lo hubiera visto antes, nada de esto habría pasado

-Me alagas, pero no creo que yo merezca tanto crédito. Espera, tu… ¿Tu tampoco estas molesta?

-¡Claro que estoy molesta! Teníamos todas las herramientas para triunfar, pero por mi culpa fallamos.

“No lo puedo creer, ¿Keyla tampoco? ¿Acaso soy yo la que está mal? El sujeto casi nos mata en esto y aun así, nadie…”

-Prometo

-¿Eh?

-Prometo compensárselos, a Yuri y en especial a ti May. En cuanto salga de aquí, ya van a ver ¡no les volveré a fallar!

Yo solo le sonreí. Al final, no tuve el valor de decirle que planeaba dejar la escuela ¿Cómo hacerlo?

May siente el peso de los últimos días y considera abandonarlo todo, podrán sus amigas ayudarla a tomar una decisión?

Antes:  Debilidad y perseverancia (1/3)Soren de Therion. Soldado, esper y maestro de combate en la escuela de magia clow.
Un hombre duro, de mente y personalidad. Se empuja siempre a sus límites y hace lo mismo con sus alumnos.
Sobresaliente, en muchos aspectos, sus pares lo llaman: erudito, iluminado o genio. Mientras sus alumnos lo llaman: frio, sombrío, duro e incluso
-¡MALNACIDO!
-May, por favor, te escucharán…
-Que me oiga, qué más da. Ya voy de salida –Ya no voy a aguantar más esto, estoy harta
Ya ha pasado un día desde la prueba. Una persona pensaría que nos darían un día para descansar tras casi morir ¡lo que fomenta mi teoría que el maestro Soren se robó la piel de alguien para aparentar ser humano!
Ya mucho tenía con materias que no entiendo y días con dos o más pruebas en él, pero ese hombre ¡ESE HOMBRE!
¡¿Quién se cree ese maldito para reprobarnos en su prueba después de casi matarnos?!


Después:  Debilidad y perseverancia (3/3)“Me siento culpable, culpable por mi debilidad. Keyla es la que perdió más en todo esto, ella fue la que casi pierde la vida y… y se ve tan condenadamente entusiasta, lista para enfrentar lo que venga. Y yo, yo lista para largarme de aquí… ¡¡¡ARGH!!! ¿Pero estoy en lo correcto no? Casi morimos, todas, y a él no le importó, no le importa nadie, solo... odio, odio esto”
Esa discusión rondó en mi cabeza por el resto del día, aun llegada la noche no me dejaba dormir. Solo seguía pensando en él, por más que peleaba, no lograba sacármelo de la cabeza.
Me revolcaba de un lado a otro en mi cama, mi cuerpo aun me dolía, pero no podía quedarme quieta, quería gritar, quería correr, quería estar en cualquier otro lugar que no fuera este.
-“es todo” –fue el único pensamiento claro que tuve. Ya me había resignado a no dormir. Tenía que sali
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